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HACE veinte años los jóvenes estábamos con el agua al cuello pero, ocasionalmente, podíamos sacar la cabeza y respirar un poco. Tener una casa en ... propiedad era un sueño casi imposible, por eso nos amancebábamos y, con dos sueldos, más mal que bien, tirábamos adelante. Empezábamos un proyecto de futuro, traíamos un par de terrícolas al mundo y financiábamos un BMW a treinta años. Nos denominábamos, entre la risa resignada y el llanto, mileuristas. También es cierto que aquellos que estaban mejor preparados conseguían salarios más dignos. En resumen: en España había oportunidades para todos y a la medida de todos.

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