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La invasión putinesca que está sufriendo Ucrania no siempre es entendida así, sino que existen en Europa —también en España— grupos e individuos que aplauden ... con las orejas las tropelías que las tropas de Putin están perpetrando —incluidos los bombardeos de hospitales— en Ucrania. Son ellos quienes se preguntan si Ucrania no es parte de Rusia, pero ya Churchill había escrito: “Rusia es un enigma envuelto en un misterio, dentro de un arcano”. Y las relaciones de Rusia con Ucrania han sido históricamente complejas, pues Rusia considera a Ucrania su patria originara y vasalla a la vez.
Ucrania ha sido destrozada muchas veces. Anexionadas sus regiones por Polonia, Austria y Rusia. Ha estado sometida a influjos mongoles, turcos, y bizantinos, e identifica su pasado con los cosacos que poblaban las estepas y valles del Dnieper, el Don, y el Volga.
Como ha escrito el historiador Gabriel Tortella, “el movimiento de independencia ucraniano, incipiente en el siglo XIX, se forjó al crisol en el siglo XX. Este fue un período de tremendas conmociones en todo el mundo, pero Ucrania se lleva la palma del martirio”.
En 1941 Ucrania fue invadida por los nazis y las matanzas (especial, pero no exclusivamente, de judíos), saqueos y deportaciones se sucedieron en Ucrania bajo el yugo nazi. Fue un genocidio. La derrota de Alemania situó de nuevo a Ucrania en la órbita rusa. Stalin logró la reintegración del territorio y le dio una autonomía en gran parte ficticia, pero que, como a Bielorrusia, le proporcionó un escaño en la asamblea de Naciones Unidas.
Más tarde sufrió la tiranía paranoica de los últimos años de Stalin, y se vio sometida de nuevo a requisiciones, hambrunas y purgas. Disuelta la URSS en 1991, Ucrania se apresuró a proclamar su independencia.
Quienes hoy defienden a Ucrania son héroes ucranianos que han puesto a Putin y su dictadura en un pantano, es decir, en una guerra que creyó que iba a ser un paseo militar y a la cual no se le ve final.
Defendiéndose, Ucrania defiende a todos los europeos (a los españoles también) de la agresión rusa. Y ya basta de trolas sobre la OTAN.
Lo que la dictadura de Putin no tolera es un vecino tan cercano, independiente y democrático, que pueda servir de modelo y ejemplo al pueblo ruso.
Apena también a quien esto escribe la situación de los rusos, que llevan más años que ningún otro país europeo bajo dictaduras de diferentes orígenes e ideologías que no les han permitido ni les permiten disfrutar de una mínima libertad.
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