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El escritor bilbaíno Luciano Rincón contó en su último libro (una biografía carcelaria) una anécdota muy significativa. Uno de sus compañeros de cautiverio, otro preso ... político como él, sostenía que en las cárceles franquistas “toda mejora empeora”. Lo mismo pienso yo sobre el nuevo tratamiento con el público que ha traído consigo esa mejora llamada nuevas tecnologías. Para empezar, el trato directo con el público por parte de los funcionarios casi ha desaparecido, siendo sustituido por teléfonos -siempre en espera- o por páginas web a las cuales a veces es casi imposible acceder. Y si el ciudadano es paciente y persistente, puede finalmente conseguir que le atienda una persona. Dejo aquí constancia de mi gratitud al inventor del teléfono manos libres, pues hace la operación repetitiva menos desesperante.

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lagacetadesalamanca Toda mejora empeora