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Desde que el ministro recomendó comer menos carne, consumo más por solidaridad con los sufridos ganaderos de esta tierra, para reafirmar mis gustos, y por ... rebeldía. El sábado criticaba a Garzón, pero no proclamaba que soy carnívoro. Pues hoy, con respeto a los veganos, como Hamilton, Madonna o Dani Rovira, me declaro carnívoro, sin llegar a caníbal, ni Hanníbal (Lecter). Quizá influya que en mi casa era el hermano encargado de ir a la parroquia a buscar las Bulas de la Cuaresma. Pero antes anduve en las cuevas de Altamira engullendo bisontes, y cabalgué con los tártaros, metiendo bajo la silla de montar una libra de carne cruda, para que se fuera macerando hasta devorarla en el desierto mongol. Desde que me civilicé, la pico con cuchillo, y la devoro cruda, homenajeando a nuestros antepasados cazadores, que no conocían el fuego y gustaron los auténticos sabores de cada pieza cobrada.

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