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El rey emérito, el campechano rey Juan Carlos, ha puesto distancia con su país buscando una tranquilidad que aquí no encuentra y ya veremos si ... también un lugar inalcanzable para los alguaciles que rastrean su pasado y sus contactos. Nadie le ha obligado a ello, como ocurrió con su abuelo, Alfonso XIII, y nadie le obliga a permanecer fuera, como sucedió con su padre, don Juan. Seguro que puede volver a España de visita, aunque ello requiera de cierto permiso de su hijo, Felipe VI. Los que seguimos “The Crown”, la espléndida serie de Netflix sobre Isabel II, estamos divididos por la figura del duque de Windsor, que abandonó el trono por amor y ello le provocó el rechazo de su país, así que pasó sus últimos años en París, donde murió, lejos de la corte, sin corona y sin el perdón de muchos, que le recordaban, también, sus guiños al régimen nazi, como a Juan Carlos le reprochan su origen franquista, aunque en este caso fue él quien liquidó el régimen del 39 con Adolfo Suárez. Fue su primera gran contribución al Estado español de nuestros días, como lo sería su posición el 23-F, que está siempre en permanente revisión. Cada vez que el duque de Windsor quería ir a Londres, necesitaba un permiso de su sobrina, a la que llamaba, cariñosamente, Shirley Temple.

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lagacetadesalamanca Sin corte ni corona