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Aún vuelvo fuertemente impactado por la visita que he realizado hace unos días al Salto de Aldeadávila. Parece mentira, pero después de más de 40 ... años visitando Las Arribes sigo pensando como muchos viajeros entre los que se encuentra el Rector Universal Miguel de Unamuno, que esta comarca sigue siendo la eterna olvidada.
Un lugar con clima mediterráneo en el que florecen naranjos, limoneros y chumberas y una poderosa orografía marcada por el paso del padre Duero.
Una imagen imborrable de verdor, peñas de más de 400 metros y una avifauna única destacando buitres, águilas entre las rapaces y otras muchas especies de aves acuáticas además de cigüeñas o los autóctonos rabilargos (urracas con cola azul). Una descripción que, indudablemente, se queda corta.
Animo al viajero a recorrer algo más de 100 kilómetros desde Salamanca para descubrir rincones realmente impresionantes con el Duero horadando la tierra, abriendo su camino hacia el Atlántico. En este marco se encuentran las centrales hidroeléctricas de Saucelle, Aldeadávila y Villarino.
Infraestructuras espectaculares que fueron creadas a mediados del siglo XX aquí en Salamanca y que son la fórmula más sostenible de creación de riqueza, de generación eléctrica.
Las obras realizadas cambiaron la vida de los habitantes de tantos pueblos que de otra forma hubieran quedado más aún en el olvido. Miles de trabajadores hicieron posible estas obras.
Y hoy, un día después de la celebración del Día Mundial del Agua, destacaré la impresionante infraestructura de la Central Hidroeléctrica de Aldeadávila, incrustada en la roca granítica de Arribes, una obra de ingeniería de otro tiempo que cuenta con un hueco en el que cabe la catedral de Salamanca y una elevación hacia la zona de control y distribución de líneas de 410 metros. Es impresionante y se puede visitar en sus alrededores con distintos miradores elevados sobre el Duero.
En el interior nos encontramos con seis turbinas más otras dos que Iberdrola gestiona lanzando la fuerza eléctrica no solo a España, también a Portugal y Francia.
En Salamanca contamos con las mejores condiciones para manejar el agua incluso en un año en el que la pluviometría no nos acompaña, España sigue siendo pasto de la sequía y ahora más que nunca debemos mirar el grifo y controlar el consumo porque sin agua no somos nada.
En Las Arribes tenemos la prueba para comprobar que la buena gestión que se está realizando lleva, en este caso, a que la electricidad no falte. Sin luz el mundo se para, de detiene, de manera que al menos por esta vez pensemos en lo afortunados que somos.
Termino con una invitación a la visita a este rincón de nuestra tierra que merece más atención, en Arribes nos encontraremos con un parque natural protegido que no nos dejará indiferentes.
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