Borrar

Salamanca arde al sol de poniente. El calor sofocante, el fuego que no para, la impotencia ante una naturaleza devorada por las llamas desmedidas. Todo ... son columnas de humo inmensas que suben a los cielos de plomo. Ruge el monte, brama herido y las pavesas se dispersan como las cenizas de un muerto desde lo alto de un risco. Huele a quemado, a resina incendiada, a desastre, a devastación. No hay manos suficientes que detengan el fuego en los montes que están sucios y abandonados al libre albedrío de la maleza.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Sigues a María Eugenia Bueno Pastor. Gestiona tus autores en Mis intereses.

Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca “Si arde el monte morimos todos”