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Si mi tía tuviera ruedas, no sería mi tía, sería una bicicleta. Recuerdo haberlo oído por primera vez, siendo yo adolescente, al bueno de Ángel ... Santa Cecilia, dirigido a alguien de la partida de tute que alegaba: “si yo tuviera el as...”. Lo de la tía imposible, con ruedas, es lo mismo que dijo no se sabe bien si “Guerrita” o Talleyrand: “Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible”. En esto pensaba yo mientras escuchaba atónito al señor Garamendi, sostener que “si los indultos ayudan a que la situación de Cataluña se normalice, bienvenidos sean”. Empleó el si condicional, pero nadie me quita de la cabeza que lo dijo –como Junqueras asegurando que abandonaba la vía unilateral–, para que Sánchez fuera generoso con los empresarios en el reparto de los fondos de la UE. Comprometió su independencia política por un plato de lentejas. A los nacionalistas no los frena ni Primo de Rivera que volviera (lo han dicho desafiantes: “volveremos a hacerlo”). Garamendi sabe que la situación de Cataluña no se normalizará ni con los indultos, ni autovías, ni otra pista en el Prat. Su raca-raca es el procés. Por tanto sobraba el condicional “si”, porque la condición no se va a cumplir, como el propio baranda empresarial sabe. Creer que los indultos van a normalizar la cuestión, es como soñar con que Sánchez deje de expeler embustes.

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