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Sesos, criadillas y testículos

Miércoles, 22 de septiembre 2021, 05:00

Comprendo a quienes les repugnan los sesos, y a quienes detestan las turmas, puag. Pero uno los comió de chico, creyendo que de lo ... que se come se cría, y es capaz de engullir de una sentada un revuelto de sesitos de cordero, o unos filetillos empanados de testículo de toro, mejor bravo. Un respeto a las casquerías, a las vísceras y despojos de animales, en una provincia que ha enaltecido, que rica, la jeta de gorrino asada. Pero atentos los varones al contenido de sus cráneos y escrotos. Unamuno, en carta a Azorín (1907) criticó “la bárbara mentalidad castellana, su cerebro cojonudo (tienen testículos en vez de sesos en la mollera)”. Si así fuera, todos los castellanos padeceríamos de cojonudismo, término inventado por Don Miguel, para denostar a los que actúan atropelladamente y piensan con los cojones (no con “la masa encefálica”, que era como apodaban al pensador Ortega y Gasset). El cojonudismo se consagró cuando Alfonso XIII, “El africano”, envió el famoso telegrama al general Silvestre (Anual), con aquel campechano “¡Olé tus cojones!”, ahora hace cien años.

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