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Ni la pequeña tregua de temperaturas, ni las escasas lluvias de estos días nos van a quitar ya el sambenito de estar ante una sequía histórica. El año hidrológico cerrará el mes que viene y ahora mismo los embalses están muy por debajo de la ... mitad, que es el nivel que suelen alcanzar por estas fechas. La falta de agua es la otra gran noticia de un verano dominado por las olas de calor y los incendios. Tres problemas inseparables que son unos consecuencia de los otros.
Nadie podrá decir que este tipo de fenómenos nos pillan desprevenidos. El cambio climático es una realidad sobre la que los científicos llevan alertando décadas. Hoy ya padecemos la enfermedad después de haber hecho muy poco para evitarla. Y lo peor de todo es que las perspectivas no pueden ser más demoledoras. Un informe de la ONU dice que dentro de menos de 30 años, las sequías pueden afectar a más de las tres cuartas partes del globo. El reto es tan mayúsculo que consideran que la falta de agua podría llegar a ser la “próxima pandemia”. Y el gobierno español reconoce que el 74% de nuestro territorio es susceptible de quedarse sin agua, en los próximos años.
En esto, como en todo, se pueden aplicar parches temporales o tomar decisiones de gran calado ya que estamos ante un problema tan grande, que afecta a todo el mundo. Los camiones cisterna, la prohibición de llenar piscinas, el corte de fuentes ornamentales, la limitación del suministro por horas y las restricciones al regadío ayudan pero no son, ni mucho menos, la solución.
Hacen falta grandes políticas de Estado, con el consenso de los partidos que pueden gobernar en los próximos años, y por supuesto un gran pacto mundial que de verdad ataje los efectos del calentamiento global. La batalla contra el cambio climático nunca se podrá ganar si China y Estados Unidos, los mayores emisores de gases de efecto invernadero, siguen poniéndose de perfil cada vez que se aborda este asunto, para preservar sus intereses económicos.
Aquí en España, la oposición ya está pidiendo la reunión urgente de la mesa de la sequía para movilizar fondos. Me parece poco y es lo mínimo. Hay que plantearse el reto a corto, a medio y sobre todo a largo plazo. Habrá que construir más infraestructuras, invertir en desalinizadoras, escuchar a los científicos, a los agricultores, a los ayuntamientos, elaborar un nuevo Plan Hidrológico nacional, mejorar la gestión del agua, luchar contra el robo, afrontar el uso de las aguas subterráneas y también, por supuesto, concienciar a la población para hacer un uso responsable del grifo. Todos conocemos a gente que sigue tirando el agua, como si no se fuera a acabar nunca.
Y también hacen falta soluciones imaginativas. En Bélgica o Alemania, hay edificios con sistemas de doble circuito, para que el agua potable llegue solo a los grifos y el resto del consumo se haga con agua de la lluvia. En Chile se sacan gotas de la niebla y en Israel han conseguido generar lluvia artificial. Quizá en España también estamos secos de eso, igual aquí además tenemos que hacer frente a una sequía de ideas.
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