Borrar

A mis cincuenta y cinco tacos, todavía de vez en cuando despierto entre sudores fríos creyendo que estoy en mitad del examen de selectividad y ... que me suenan a chino mandarín todas las puñeteras preguntas. Miro a derecha e izquierda y todos mis compañeros, incluidos los más zánganos de la clase, están llenando decenas de folios como si en lugar de responder a un escabroso cuestionario en el que nos va la vida, estuvieran confeccionando su cartita a los Reyes Magos. Juraría que alguien les ha filtrado las preguntas a todos menos a mí, lo que hace que mi nivel de angustia siga creciendo hasta límites difícilmente tolerables.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Sigues a Juan Mari Montes. Gestiona tus autores en Mis intereses.

Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca Selectividad