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Entre los prodigios que se atribuyen a San Vicente Ferrer está la resurrección de una mujer en las inmediaciones de la actual calle del Monte ... Olivete, que formaba parte del huerto de San Esteban. Fue una resurrección curiosa porque el santo “despertó” a una mujer que iban a enterrar y pidió que fuese llevada a su presencia. Entonces le preguntó si quería volver a la vida o continuar en su estado y eligió este, o sea, seguir muerta. Seguramente se encontraba mejor en el más allá que aquí entre sus cercanos. Bernardo Dorado, que lo narra en su Historia de Salamanca, le da más pompa, pero la sustancia es lo que acabo de contar. También se cuenta, entre las leyendas salmantinas, que la Marquesa de Almarza María de Moctezuma, siendo velada, volvió a la vida porque sintió, ay, que un sirviente le quitaba su anillo. Un susto para todos. En el primer caso, da la impresión de que la mujer se encontraba en la gloria y allí quería seguir, y en el segundo, que a las marquesas y ricos en general les fastidia desprenderse de lo suyo, aunque ya estén en el reino de los muertos donde no les hace falta, aunque los faraones creyesen otra cosa diferente.

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