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De pequeño, y hasta bien metido en mis 50, siempre viví en la ensoñación del futuro, un futuro mejor; vivía intensamente el presente, y en ... parte aún sigo haciéndolo, como si fuera mi estudio de arquitectura del futuro. Diseño para un futuro eterno, podría llamarse. Pero de repente, un nanosegundo cualquiera, te das cuenta de tu finitud y, lo más trágico -en realidad es tragicómico-, es que eres consciente de que el tiempo te atrapó, que eres un ser libre, sí, pero dentro de una cápsula llena de minutos que se van evaporando. Y lo mágico de la vida es que aún nos asombremos, todos, de que el tiempo vuele y nos deje con cara de “qué cosas pasan”.

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lagacetadesalamanca Se me va la vida (2)