Se hace camino al andar

A raíz de aquella primera aventura, cada verano buscamos como excusa lugares donde se celebre un año jubilar para hacer más rutas cicloturistas. Así, al año siguiente, nos propusimos llegar hasta Santo Toribio de Liébana, en Cantabria, para atravesar la Puerta del Perdón y besar el Lignum Crucis. Este recorrido, que también hicimos saliendo de nuestros hogares, nos llevó por la Vía de la Plata hasta Astorga y luego discurrimos por el Camino Francés pero en sentido contrario hasta llegar a Mansilla de las Mulas, desde donde ascendimos por el Camino Vadiniense, que une esta localidad leonesa con San Vicente de la Barquera.

La experiencia peregrina internacional nos vino cuando nos aventuramos a cubrir el Camino Portugués de la Costa desde Albergaria-A-Velha, una localidad cercana a Aveiro, y a subir por Oporto, Póvoa do Varzim y Viana do Castelo hasta Santiago y posteriormente llegar a Finisterre.

Cuento estas batallitas de abuelo Cebolleta por un lado para animarles a que se embarquen en este tipo de empresas, que ofrecen enormes satisfacciones; y, por otro, para que sepan que lo que les voy a comentar a continuación lo hago con conocimiento de causa.

Verán, cuando recorrimos el Camino Francés al revés resultaba imposible perderse. No solo por la enorme cantidad de gente que te encontrabas a lo largo del recorrido -aquello parecía una auténtica romería-, sino también porque estaba perfectamente señalizado. Sin embargo, nuestra experiencia cuando discurrimos por la Ruta de la Plata fue muy distinta. La señalización es escasa, poco coherente y no está unificada, lo cual le da ese puntito de aventura, pero puede acabar molestando a más de uno. En un tiempo en el que antes de mover cualquier dedo consultamos los comentarios sobre cualquier cosa, no puedes permitir que esta preciosa vía que atraviesa el oeste de España de sur a norte reciba críticas en las redes sociales que desanimen a otros peregrinos a utilizarla.

A pesar de que, a causa de la pandemia, se ha ampliado el jacobeo a este año, ni el Gobierno central ni la Junta de Castilla y León se han acordado de Salamanca a la hora de marcar inversiones que ayuden a revitalizar el Camino a su paso por la provincia. El dinero se ha ido a Burgos, Palencia, León y Zamora fundamentalmente. Tan solo un concierto de jazz en la iglesia parroquial de Santa María en Fuenterroble de Salvatierra, que se celebrará este próximo viernes 10 de junio, dará testimonio de que la Junta de Castilla y León se ha acordado de Salamanca. No es serio.

Tenemos más de un centenar de kilómetros de bellos parajes para que el peregrino los descubra y hable bien de ellos. Por fortuna, todavía en la Vía de la Plata a su paso por Salamanca se puede vivir la esencia del camino de Santiago sin masificaciones. Pero eso no quiere decir que haya que olvidarse de tenerla bien acondicionada. Habría que recordarle a la Junta aquellos versos de Machado: “Se hace camino al andar”. Pues eso.