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Salamanca se despereza, se estira, abre los ojos poco a poco, muy despacio, tratando de sopesar la pesadilla que ha tenido, que ha durado varios ... meses. Salamanca mira hacia adelante para ver cómo es capaz de afrontar el futuro. El día de hoy, el de mañana y otros muchos más. Que ya lo dijo la Universidad hace poco “Dijimos ayer, diremos mañana”. Porque nuestra ciudad, sin duda, tiene mucho que decir.

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lagacetadesalamanca Sangre nueva, sangre vieja