Secciones
Destacamos
No es que del cerdo se aproveche todo -hasta los andares, dicen- sino que con sus carnes se puede hacer de todo, por ejemplo, helado ... de torreznos. Lo vi ayer en el Foro del Ibérico con estos ojos. Su creador, Fernando Sáenz, ya lo hizo con el vino, que también tiene sus dichos y refranes. Realizó más creaciones, pero todavía ando colgado con el helado de torrezno y me pregunto si alguno de los hosteleros presentes sería tan amable de incorporarlo a su carta. El añorado “Graci” -Graciliano Pérez- decía que con ibérico cualquier vino maridaba bien, lo cual, supongo, vale para el helado de torrezno. Antaño, este día de San Miguel comenzaba la vendimia por orden del Fuero de Salamanca y todo se paraba. Eran tiempos en los que la ciudad estaba rodeada de majuelos y el vino era alimento, que, digo yo, ya podría el alcalde, Carlos García Carbayo, haberse acordado un poco de las viñas en vez de tanta tomatera y tanto calabacín y fréjoles en los huertos urbanos, que hoy se ven pocas parras en el municipio, aunque alguna, eso sí, tiene título de ilustre, como la de la Casa Museo de Miguel de Unamuno, visible desde la calle Calderón de la Barca, que cada otoño vendimian los funcionarios de la casa con su directora, Ana Chaguaceda, al frente. Da uva con todas las letras, como le contarán si hoy visita la Casa Museo; es gratis por coincidir con el nacimiento de don Miguel. El callejero tiene, por su parte, alguna que otra referencia al vino, como la calle Bodegones. Y no faltan uvas en el patrimonio artístico salmantino, talladas o pintadas. Viva el vino, que diría Mariano Rajoy. Y el torrezno ibérico.
Concluyó ayer el Foro del Ibérico, que tanta fantasía y creatividad ha desplegado. De creatividad pegué la hebra un buen rato con Moisés Gómez Crego, arquitecto salmantino, a propósito del Open House Madrid, que este año se ha dedicado a su colega Luis Gutiérrez Soto, creador de los Cines Callao o Chicote, entre otras referencias que me fue ampliando Moisés. Le propuse que una vez al año los arquitectos nos guiarán por la obra de un arquitecto salmantino, como hacen en Madrid. A Luis Gutiérrez Soto, por ejemplo, le debemos el Mercado de San Juan y el edificio moderno (1964) de la Caja de Ahorros, en Los Bandos, pero a su maestro, Modesto López Otero, el desaparecido Gran Hotel. Ahí quedó la sugerencia, para que la comente con los suyos y al concejal Fernando Castaño, cuando este salga del Siglo de Oro. Por cierto, el conocimiento de Gómez Crego del Racionalismo en Salamanca me dejó fascinado.
En Salamanca decir don Miguel es señalar a Unamuno, que nació un día como hoy y le cayó el santo (en realidad arcángel) del día. Hoy se presenta en el Liceo otro libro sobre él del muy unamuniano Francisco Blanco, hecho de mitos y leyendas del escritor. Antes, en la solemne escalera interior del Palacio de Anaya, Facultad de Filología, junto al busto de Unamuno que realizó Victorio Macho, hay otro homenaje al autor de “Mi Salamanca”. Un busto hecho a partir de arcilla española cuando Unamuno se encontraba exiliado en Francia, por gentileza de su tocayo Miguel Primo de Rivera. Y luego está la visita obligada a la Casa Museo. Otro don Miguel, que tanto y bien habló de Salamanca, Miguel de Cervantes, debe estar celoso y con razón. También debemos acordarnos de él en tan señalado día.
Y felicidades al pintor Miguel Elías; al actor Miguel Martín “Miguelón”, al director del Museo del Comercio, Miguel García de Figuerola, a los profesores Miguel Merchán, Miguel Ángel Galán y Miguel Ángel Quintanilla, al mago Miguel de Lucas, al presidente de PYFANO, Miguel Ángel Vicente, que me vienen a la cabeza en este día -felicidades, por extensión a Rafas y Gabrieles- que invita a pasar entre copas y aprovecharlo todo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Sigues a Santiago Juanes. Gestiona tus autores en Mis intereses.
Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.
Reporta un error en esta noticia
Necesitas ser suscriptor para poder votar.