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Y terminó septiembre con el “rachisol” del veranillo de San Miguel y el otoño nos regala este octubre para una Salamanca que vibra como antes ... de la pandemia, donde el bullicio se convierte en la voz de una de las ciudades más hermosas del mundo. Si tienen la dicha de ver y pasear por esta ciudad, se les enamorará el alma de por vida y se “enechizarán” de ella, como les pasó a Cervantes, a Unamuno, a Torrente Ballester y por supuesto a Colinas, nuestro más insigne y premiado poeta vivo.

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lagacetadesalamanca Salamanca, el laberinto abierto