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Que levante la mano quien no haya sufrido en sus propias carnes un buen sablazo en un establecimiento hostelero. El último lo experimenté este verano en la terraza de un bar de Oporto que precisamente estaba regentado por españoles. No les voy a decir lo ... que me cobraron por un gintonic porque me da vergüenza. Eso me pasa por no mirar antes la lista de precios, la cual sin duda hubiera fotografiado escandalizado ante el importe que habían marcado por un combinado de una conocida ginebra gallega.

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lagacetadesalamanca Sablazos veraniegos