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Alguien observó que, desde el punto de vista estadístico, las guerras en Europa no solían iniciarse nunca los miércoles. La invasión de Ucrania empezó en ... la madrugada de un jueves. Casi nadie fue capaz de vaticinar tal salvajada, salvo los servicios de inteligencia norteamericanos y acaso los británicos. Putin engañó a todo el mundo, del mismo modo que mantiene engañado a su propio país. Veintidós años en el poder, con el bagaje añadido de haber sido el jefe del KGB soviético, dan para una imbatible manipulación informativa. A los rusos que de verdad quieran saber lo que ocurre dentro y fuera de sus fronteras no les queda más remedio que seguir algunas redes sociales no controladas o escuchar las emisiones en onda corta de la BBC, RNE y alguna más. Como en los tiempos de la Pirenaica en España.

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