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La Salamanca anterior a 1812 era un joyero extraordinario, que guardaba piedras preciosas como el convento de San Agustín, donde vivió y fue enterrado ... Fray Luis de León. Antonio Ponz, que anduvo por Salamanca antes del desastre, escribió “Viaje de España” y allí dice que la portada de este convento superaba a las de la Catedral o San Esteban, así que imagine. Hay un plano de Fray Joaquín del Niño Jesús, que da idea de las proporciones del convento, y una fotografía de Charles Clifford, y los dibujos de Pérez Villaamil y Urrabieta dejan a uno extasiado al recrear el arte del recinto. Si alguna vez se hace ese centro dedicado a la Salamanca desaparecida, el convento agustino debe estar ahí, como estuvo en el subsuelo de las pistas del Botánico, que la semana próxima será visitable como parque arqueológico. Recordaremos, entonces, el paseo que el padre de Ramón de Mesonero Romanos dio por aquella Salamanca que sucedió a la Batalla de Los Arapiles señalando sus ruinas: “Aquí era el magnífico monasterio de San Vicente, aquí el de San Cayetano; allá los de San Agustín...”. Ojalá no paseemos un día por la ciudad señalando dónde estuvieron bares, cafés y restaurantes que brillaban antes de este tiempo y su ruina.
Bueno, a lo que vamos, San Agustín estuvo en el subsuelo de las pistas universitarias en las que deslumbraron algunos de nuestros mejores atletas, Sánchez Paraíso, Rosa Colorado, Antonio Sánchez, Agustín Cordovilla... sede del Sargento Peppers de rugby, del Real Oliva... Luego vinieron los hierbajos y la enredadera hasta ahora. Pudo ser biblioteca de Ciencias con firma de Álvaro Siza, pero el dinero, ay, el dinero, pero al final se han salvado los ilustres restos, como pretendió siempre Ciudadanos en Defensa del Patrimonio, y hoy forman parte del atractivo turístico de la ciudad, por empeño de su alcalde, Carlos García Carbayo. Los restos están identificados y parte de ellos se encuentran en estudio para ser expuestos. Quizás en ese centro de la Salamanca desaparecida. Ruinas por las que anduvo aquella expedición que localizó y rescató los restos del agustino Fray Luis de León, agustino con San Juan de Sahagún, Tomás de Villanueva, P. Cámara o Marceliano Arranz, que introdujo a la “Ponti” en el siglo XXI desde el rectorado, agustino, políglota y mendeliano.
Un día como hoy nació San Agustín y en tan señalado día, 13 de noviembre, pero de 1954, se colocó la primera piedra del seminario colegio de San Agustín, tan diferente de aquella casa del siglo XII junto a la ermita de la Virgen de la Vega, o de aquellas junto a la iglesia de San Pedro, que fueron el principio del monumental convento del XVI. Hoy es un día agustino, en un tiempo en el que buscamos ensamblar fe y razón, la esperanza y el conocimiento, o la esperanza del conocimiento y el conocimiento de la esperanza. Hay que resistir, me decían en la manifestación de ayer algunos conocidos de la hostelería, pero, añadían, una ayuda... A ver. Mañueco las ha prometido, los socialistas de Pablos y Mateos achuchan, los populares de García Carbayo no pueden mirar hacia otro lado... Y Fernando Castaño, ya sabemos que no se va a callar. Es el héroe del sector, como se vio ayer. Hay que resistir y es posible que las luces navideñas que hoy se chiscan ayuden a ello. Allí hubo empresarios y trabajadores de la noche y el día, más o menos conocidos, del centro y los barrios, familias... paisanos suficientes para ser escuchados y atendidos, que huyen de la ruina.
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