Energías ¿renovables?

Nadie cuestiona hoy que las energías limpias y renovables son las que nos aguardan a corto plazo, habida cuenta del peso que ya tienen en el presente y el que tendrán en el futuro. Sin embargo, hemos sabido que el gobierno sueco está valorando la posibilidad de dejar temporalmente de lado el objetivo de alcanzar el cien por cien de energía renovable para el año 2040 (primer paso para lograr cero emisiones en 2045). Considera la ministra de Economía que ni con el viento ni con el sol –la parte hidroeléctrica supone poco más del 30%-- podrían alcanzar esa ansiada meta, por lo que sus energías limpias y verdes requerirían el refuerzo nuclear que, hoy por hoy, proporciona un tercio de la electricidad total. «Necesitamos un sistema de energía estable para seguir siendo un país competitivo desde el punto de vista industrial», afirmó Elisabeth Svantensson, que anteriormente había sido ministra de Empleo. Por otra parte, leyendo un periódico de Australia me encuentro con la noticia de que también sus autoridades creen que la transición hacia el «sueño verde» va demasiado rápida. El ministro de Energía, Chris Bowen, sostiene que para alcanzar el objetivo del 82% de energía renovable en 2030 tendrían que instalar 22.000 paneles solares diarios y 40 aerogeneradores cada mes durante los próximos siete años, algo a todas luces inasumible para una nación que produce tan solo el uno por ciento de las emisiones del planeta. No obstante, no renuncian a cerrar las escasas centrales térmicas que funcionan a base de carbón, un combustible abundante en Australia. Si de verdad aspiran a alcanzar las cero emisiones en el plazo prefijado, la solución que proponen son los llamados mini-reactores nucleares (Small Modular Reactors). La paradoja en la que nos encontramos es que los países que más contaminan son los que menos se preocupan por las energías renovables, lo cual nos debería hacer reflexionar.Y al hilo de lo renovable, la central hidroeléctrica de mi pueblo, que está en perfectas condiciones de funcionamiento, permanece cerrada por la Confederación Hidrográfica del Duero desde hace ya más de una década. Según parece, expiró la concesión que la había mantenido activa durante setenta y tantos años. En consecuencia, el agua del río discurre saltarina entre peñascales, temporada tras temporada, sin producir beneficio alguno. Está claro que los intereses eléctricos a la hora de hacer caja van por otros derroteros. Las pequeñas centrales hidroeléctricas que en zonas de montaña con abundantes ríos podrían generar energía barata sin contaminación alguna, por las razones que sea, no interesan. Lo cual me hace sospechar que bien pudieran existir otros «intereses», oscuros o no, que sería bueno sacar a la luz (eléctrica) algún día antes de que nos destrocen el paisaje.