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Las luces de los flases, las alcachofas de los medios y las opiniones a diestro y siniestro se apagan. Ha caído el telón después de ... empeñarse en subirlo y bajarlo: “Acta est fabula”.
Poco puede importar lo que una familia hace con los suyos. A mí al menos me preocupan cosas que están por encima de aspectos particulares después de 44 años dedicados a la “resilencia”. Resilencia que se pondrá a prueba en los años venideros, si queremos que la propia supervivencia, como especie y como planeta, no quede en entredicho. Y no me refiero a los huesos históricos, sino a los nuestros y a los de las generaciones venideras.
Jeremy Rifkin (1945, Denver, Colorado) es un sociólogo, economista, escritor, orador, asesor político y activista estadounidense que investiga el impacto de los cambios científicos y tecnológicos en la economía, la fuerza de trabajo, la sociedad y el medio ambiente. En su nuevo libro “El Green New Deal Global” propone una nueva política económica para hacer frente al cambio climático. Se ha convertido en una de las voces más críticas contra el sistema productivo basado en los combustibles fósiles. Según sus planteamientos, las diferentes revoluciones industriales han llevado al planeta y a sus habitantes, a una situación de urgente cambio. La Primera Revolución Industrial desarrolló la conciencia ideológica, la Segunda la conciencia psicológica y la Tercera, según él, está generando la conciencia de la biosfera.
La emergencia climática está haciendo que las nuevas generaciones humanas se vean como parte de una especie muy diferente a la de sus padres y abuelos. Según Rifkin la humanidad debe aprender a convivir con fenómenos climáticos cada vez más adversos y más impredecibles. No obstante no tiene una versión apocalíptica y catastrofista de las cosas puesto que propone soluciones, jamás abarcables por un país en solitario, pero sí tras la concienciación global y la capacidad de resilencia que tengamos como planeta y como especie. Habla de que son las infraestructuras las que determinan el sistema económico y no al revés. Apunta que todas las revoluciones necesitan tres pilares: medios de comunicación, una fuente de energía y un mecanismo de transporte. Como siempre las sociedades más pobres, las que denominan los pobres verdes (ganaderos, agricultores, consumidores de diésel,...) habrán de afrontar la nueva lucha verde de clases, por el simple hecho de las carencias en infraestructuras a las que se les ha abocado. De ahí la urgencia de que todos los partidos políticos, de repente, se hayan acordado de la situación de desamparo en la que se les ha dejado. Por puro raciocinio, estos pobre verdes tienen la llave de algunas de las soluciones al problema, aunque si desaparecen, con ellos se irán verdaderas opciones de futuro. Y no me refiero a “El disputado voto del señor Cayo”, aspecto exclusivamente político.
Según Rifkin la tecnología está lista para el cambio y los combustibles fósiles están a punto de entrar en colapso. Los jóvenes son conscientes,... ¿y nosotros?
Desde este ojo que observa.
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