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Si por casualidad llegáramos a considerar que no solo no hemos hecho lo suficiente, sino todo lo posible (y hasta lo imposible) por intentar salvar ... a tantísimos ancianos fallecidos en ese infierno en que se convirtieron las 716 residencias de mayores de Castilla y León durante los meses más oscuros de la pandemia, será que aunque nos creamos personas sensibles y solidarias, en realidad, somos unos auténticos desalmados. Un absoluto fracaso como seres humanos incapacitados para lujos como la bondad, la caridad o la compasión.

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