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Pitos que no flautas. Porque los pitos son propios de la querella, del hartazgo y del grito, y las flautas suenan para lo más bucólico ... y pastoril. Pero los siempre amables, diligentes e infatigables ganaderos no están hoy para músicas que valgan, porque las imposiciones políticas para con el sector los tienen con la soga al cuello, y ya no puede aguantarse más. De ahí que se hayan visto obligados a salir a la calle, para verse las caras con la Administración y hacer llamar su atención con silbatos que pretenden expresar su rabia y honda indignación. Ni en tiempo de elecciones —tiempo de munificencia, tiempo de juramentos, de hipérboles y ditirambos— parece haber visos de futuro alguno. Solo el recibir algunas promesas a corto plazo, con medidas llenas de ambigüedades que valen para todo: para que los ganaderos se vuelvan a casa calladitos y por donde han venido; para confundirlos y que no se sepa si es A o B lo que ha dicho el consejero; para ganar tiempo y que la murga rural enfríe sus ganas de gresca y ruido, en la soledad de sus pueblos vacíos. Pero va a ser que no. La plataforma Ganaderos Unidos está dispuesta a seguir pitando al enemigo para, llegado el caso, poder decir que el campo ha muerto en la ruina, sí, pero defendiéndose con dignidad.

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lagacetadesalamanca Que no dejen de sonar los pitos