Que lo quiten, que me vuelve loca
Miércoles, 21 de octubre 2020, 05:00
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Miércoles, 21 de octubre 2020, 05:00
Me da miedo el doctor Simón. Cuando lo veo, me pongo a temblar lo mismo que cuando me para un miembro de los cuerpos y ... fuerzas de seguridad del estado uniformado. Cada vez que Simón vaticina algo positivo, sé que vamos directos al precipicio.
Todavía lo recuerdo a finales de enero o principios de febrero, cuando el maldito COVID había dejado de ser una cosa de chinos para convertirse en una amenaza cierta y que estaba a la vuelta de la esquina. Tan cerca, tan cerca que ya empezaba a hacer estragos en el centro y el norte de Italia, es decir a tiro de piedra.
Pero el experto en pandemias nos dijo que en España no íbamos a tener muchos casos, más allá de alguno diagnosticados, que no creía que hubiera transmisión comunitaria y que en ese caso sería muy limitada y muy controlada. También nos aseguró que, con la información que tenía en ese momento, -luego nos enteramos que no es que no tuviera información y avisos internacionales, es que no hacía ni puñetero caso a todas las alertas que le llegaban- “esta enfermedad sigue sin ser excesivamente transmisible. Por lo tanto, parece, según el número de casos diagnosticados día a día, que la epidemia comienza a remitir”. Ni se inmutó entonces con semejantes sandeces, ni se avergüenza ahora por lo que dijo.
Cuando releo sus aseveraciones, me entran temblores, me da miedo cuando este hombre habla, porque después de estos juicios tan poco científicos vinieron los casi 50.000 muertos, el confinamiento absoluto, los hospitales colapsados y ya más de un millón de contagiados.
No es de extrañar el descrédito absoluto que tiene la sociedad científica y la clase política. Los expertos tienen en España a la cara visible del fracaso y los políticos han convertido al virus en un arma arrojadiza que consideran que se puede rentabilizar desde el punto de vista político.
La semana pasada tuvo el doctor otra gloriosa intervención que me puso los pelos de punta. ¿De qué fuentes científicas beberá este hombre y de dónde cogerá los datos? Con la tasa de contagios y muertes disparada en la mayoría de las comunidades autónomas, Madrid en estado de alarma, Cataluña a punto de cerrar bares y restaurantes, León y Palencia confinados y Salamanca a las puertas de cerrarse perimetralmente -el cierre entró en vigor el viernes a las 12 de la noche-, el doctor Simón afirmó severo que la situación epidemiológica estaba mejorando en España. “Da la sensación -dijo- que sí, que podríamos estar en esa fase de estabilización previa a un posible descenso. Venimos observando un descenso muy lento pero progresivo en los últimos días”.
Después de escuchar esto y ver cómo estamos, la que se ha puesto en estado de máxima alarma soy yo, porque dada la trayectoria del “experto” ministerial me temo que la epidemia está desmadrada.
Yo creo que a Fernando Simón se le ha ido la pandemia de las manos y que es pernicioso que salga delante de un micrófono a hacer afirmaciones que casi siempre son desmentidas por los datos. Pero a más a más, si tuviera un mínimo de decoro profesional, sería él mismo el que cogería los bártulos y pasaría al anonimato. El mismo ministro de Sanidad, su máximo jefe y filósofo de formación, tuvo que enmendar sus palabras. Salvador Illa vaticinó que nos quedan entre cinco y seis meses complicados de convivencia con el coronavirus hasta que llegue la vacuna.
Por favor, ya que tenemos que convivir con el virus, con el caos científico y político, quítennos a este señor que cada vez que habla, lejos de tranquilizarnos, nos infunde miedo y desconcierto. Ya solo le falta salir a animarnos a acudir en masa a las cabalgatas republicanas de Valencia, como lo hizo con la manifestación “feminazi” del 8-M. ¡Váyase, por favor!
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