¿Qué ha hecho la niña del madroño’
Miércoles, 11 de noviembre 2020, 04:00
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Miércoles, 11 de noviembre 2020, 04:00
La niña del madroño ha obrado el milagro sin ser creyente, ¿Qué habrá hecho para detener el crecimiento de esta maldita pandemia?, se pregunta la ... izquierda recalcitrante que quiere acabar con ella a toda costa.
Isabel Díaz Ayuso, convertida en azote del impresentable Pedro Sánchez, se ha salido con la suya. Ha conseguido, para asombro de propios y extraños, rebajar la incidencia de la COVID y, sobre todo, reducir la presión hospitalaria, un dato que no da lugar a interpretaciones malvadas. Ni siquiera a veladas y mal intencionadas sospechas, como las que propagó el ministro “Illa, Illa, Illa, corre, corre que te pilla” y su locuaz asesor científico Fernando Simón, pueden ensombrecer unos datos que son irrefutables.
Sánchez está callado. Los ministros se han quedado mudos, mientras Ayuso, con cara de infeliz presidenta o de sufridora mujer, ha conseguido su propósito: controlar, de momento, la pandemia con las menores restricciones posibles en la capital de España, una de las ciudades más acogedoras del mundo.
“Pedro y el lobo” quiso confinar Madrid por decreto, en contra de la presidenta de la Comunidad y de sus asesores. De hecho, lo confinó en una de esas rabietas de niño consentido cuando los tribunales le tumbaron sus “dedazos autoritarios”. Un viernes por la tarde, concretamente el pasado 9 de octubre, convocó un Consejo de Ministros extraordinario a toda prisa para declarar el estado de alarma y restablecer las restricciones a la movilidad en la Comunidad que fueron tumbadas por el Tribunal Superior de Justicia. Eso sí, dio tiempo a que varios de sus ministros abandonaran la Comunidad antes de ser confinados.
Madrid ha seguido aplicando sus propias reglas al margen de todos. “La niña del madroño”, asistida por el antiguo asesor de Aznar, el pucelano Miguel Ángel Rodríguez al que ha rescatado y rehabilitado del ostracismo mediático y político, no solo ha burlado al Gobierno más mentiroso, perverso, malicioso y malo. También ha conseguido engatusar a sus colegas de Castilla y León, el popular Alfonso Fernández Mañueco, y de Castilla-La Mancha, el socialista Emiliano García Page, que en una reunión a tres bandas acordaron cerrar sus respectivas comunidades autónomas para evitar los desplazamientos de los puentes de noviembre. Tras el acuerdo, cedió el micrófono a sus colegas y después habló ella para hacer saber a todos que solo confinaba los puentes, lo dijera el BOE de Sánchez o el sursuncorda.
Dicen sus detractores que Díaz Ayuso no quiso engañarlos. Lo que hizo fue protegerse así misma para no quedar en evidencia y tener que dar muchas explicaciones sobre las razones que tenía para confinar solo los puentes, que es lo que le habían aconsejado sus asesores que hiciera. No saben si la directriz había partido de Miguel Ángel Rodríguez o de la Consejería de Sanidad.
Miguel Ángel Rodríguez es el Iván Redondo de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Tal vez con menos poder, porque no maneja el Ministerio de la Mentira, pero ejerce la misma influencia sobre Isabel Díaz Ayuso que Redondo sobre “Pedro y el lobo”, alias el presidente del Gobierno.
Lo cierto es que la indómita presidenta madrileña ha conseguido reducir de una forma drástica los contagios. Y lo que es más importante y la prueba de que el algodón no engaña: en una semana se han reducido un 12 por ciento los hospitalizados, un 8 por ciento los nuevos ingresos y un 5 por ciento la ocupación de las UCI (datos de ayer). Contra estas cifras poco se puede alegar.
Y la demostración definitiva es que ni siquiera Illa ha sido capaz de negar la evidencia por muchas velas que haya puesto a la “Moreneta” para no tenerle que dar la razón a Isabel Díaz Ayuso.
Los confinamientos perimetrales de las zonas básicas de salud han funcionado, el toque de queda a partir de las 12 de la noche tampoco parece que haya sido un impedimento a juzgar por la mejoría, incluso puede que haya tenido que ver el confinamiento obligatorio de “Pedro y el lobo”, pero sin duda los madrileños han tomado conciencia de que tenemos que vivir con distancia y con normas de higiene extremas, como llevar siempre la mascarilla y, a ser posible, renovada cada día, como advirtió el viceconsejero de Salud Pública de Madrid, Antonio Zapatero.
Por cierto, me gustaría pedirle a Iván Redondo que le diga a su jefe, el presidente Sánchez, que por favor controle Barajas y las estaciones del tren, donde los usuarios siguen viajando hacinados, en lugar de mantener las distancias de seguridad que su ministro nos pide. Debe de ser que el virus ve la corpulencia de Ábalos y sale corriendo.
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