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Los calores del verano favorecen la relajación de las costumbres. Imagino que algo así es lo que le ha ocurrido a la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, quien ha aparecido en un par de vídeos dándolo todo en una fiesta privada, al ritmo de ... la música y con un puntito de felicidad en sus ojos. La joven política, de apenas 36 años, ha reconocido sin problema alguno que había consumido alcohol ese día y no drogas, como se intentó deslizar por algunos malintencionados al escuchar a un invitado al sarao referirse a “la pandilla de la harina”. Para evitar más especulaciones, la estadista se sometió a un test de drogas, cuyo resultado negativo se conoció precisamente ayer.

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