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Políticamente incorrecta

Martes, 30 de marzo 2021, 05:00

SEGURO que mañana habrá quien se me eche encima después de este artículo. Pero me da igual. Francamente. Verán, no pongo en duda a Rocío, ... por supuesto que no. Y no me gusta ni un poquito Antonio David. Y aún sigo sobrecogida por las declaraciones que he visto divididas en dos días (y creo que quedan más), como ya conté aquí mismo la semana pasada. Pero todo lo que está sucediendo a partir de ese docushow se me hace bola. La intervención de la ministra de Igualdad, tan irresponsable y falta de cabeza, que apoya cualquier declaración de cualquier mujer por mucho que llegue sin pruebas e iluminada por los focos; los mil y un programas con estrellas del feminismo y otras del cuore, sobrecogidas por cuanto está contando la protagonista, y el juicio paralelo al “culpable”, ya irredimible para siempre, ajusticiado con un despido... Es una feria, donde parece que se compran y se venden emociones y se desvirtúa todo. Hace bien poco, una concursante de Gran Hermano contó su caso también en Sálvame. Y no creo que fuera más o menos grave que el de Rocío Carrasco, porque no se miden al peso los dolores, ni el dinero que generan. Y tuvo escasa repercusión. Desde luego, no puso a España entera en pie. Y eso que los hechos que describía la protagonista correspondían a un tiempo donde los malos tratos estaban infinitamente más censurados que en la época que describe Rocío Carrasco. Si evaluamos la Historia sin ninguna duda llegamos a la conclusión de que se ha escribo en base a la desigualdad entre hombres y mujeres. Y si las que tenemos edad para hacerlo nos remontamos a hace veinticinco años recordamos decenas de episodios en los que ha existido algún tipo de maltrato, que ahora sería considerado casi delito o sin el casi.

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