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Las largas semanas de enclaustramiento dan para muchas lecturas y reflexiones. En cuanto a las primeras, además de otras publicaciones de la profesión, aprovecho para ... saldar algunas cuentas pendientes y para refrescar viejos encuentros literarios aparcados desde los ya lejanos tiempos de los cursos comunes en la facultad de Filosofía y Letras. En concreto, me estoy zambullendo en la novela picaresca. En ella me reencontré una vez más con las andanzas y aventuras de Lázaro y del escudero Marcos de Obregón; entré de lleno en esa atalaya de la vida que es el Guzmán de Alfarache; volví a sonreír con las aventuras de Pablos, el buscón de Quevedo; y hasta osé hincarle el diente a la pícara Justina, imperdonable omisión por mi parte que ahora trato de subsanar.

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