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Aún es un misterio el “día de pasar las aguas”, que el estudiante italiano Girolamo de Sommaia escribió en su diario en 1605 junto ... a otras anotaciones, incluidas sus visitas a prostitutas. Parece claro que eran las aguas del Tormes y que seguramente las pasaban las pupilas de la Casa de la Mancebía, pero cómo lo hacían es el misterio. La tradición dice que con gran jolgorio, barcas engalanadas y estudiantes, y algún extraviado documento explica que por el puente y para escuchar misa antes de regresar a la tarea superada la cuaresma. Mañana es Lunes de Aguas, “hornazo y vino, de horno y pitarra”, canta Gabriel Calvo, que es el día en el que oficiosamente los salmantinos entramos en la primavera y de ahí el trajín de celebraciones desde Vega de Tirados, con su Cristo de las Aguas, a Alaraz, con el baile en el agua de los mozos; y Buenamadre, La Orbada, Yecla de Yeltes, Linares, Los Santos, Endrinal, Villoria, Torresmenudas, Cabeza de Béjar... El ayuntamiento salmantino nos pide que lo celebremos sin excesos, cuando ya el propio protagonista de la fiesta, el hornazo, es un exceso en sí mismo, sobre todo para horrorizados nutricionistas y veganos. Si en 1986 se creó una Liga para la Defensa del Hornazo igual hay que crear otra para defender que el Lunes de Aguas, por tradición, tenga excesos: salimos de cuarenta días y cuarenta noches de ayunos y abstinencias. Una fiesta en la que cada vez cobra más protagonismo el Tormes, como le decía Meléndez Valdés a José Cadalso, que proclama “A la gran borrachera/ del Lunes de Aguas; /primera fiesta de Baco/ de nuestra Salamanca...”, y en la que siglos atrás los estudiantes en vez de hornazo se despachaban algo parecido a relleno de cocido, según el cronista Francisco Fernández Villegas en su “Salamanca por dentro”. Un Tormes que cada vez forma más parte de la ciudad, y no tengo duda de que son sus aguas las de este Lunes de Aguas, y que el hornazo era entonces “hornazo de huevo”, como escribió Nebrija en 1514, al que seguimos teniendo esta semana en nuestras oraciones con conferencias en el Liceo. Viene a coincidir este Lunes de Aguas con la fiesta de San Marcos, con agua en los charcos, como reclama el refrán. En tan señalado día se sale a bendecir los campos con vino o sangre de toro, pero es el agua la que realmente bendice los cultivos reclamando una buena cosecha, desde Doñinos a Campillo, o Cepeda, Cerezal de Peñahorcada... Doñinos, que ha recuperado la tradición del Toro de San Marcos, llena de excesos, según los documentos de época.

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