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Los pactos. Antes no sabíamos ni de qué iba la vaina y ahora están en todas las conversaciones. Que si este pactará con este o ... con aquel; que si el otro lo hará con quien no dijo, que si ese se tiene que quedar fuera. Los pactos son una especie de maniobras orquestales en la oscuridad, pero sin música y, a veces, hasta sin compromiso. Voy a empezar diciendo lo que parece que ahora se calla de cara al escaparate. No soy de VOX, ni se me espera. Más bien diría que no me gusta ni uno solo de sus planteamientos y menos aún, si cabe, su puesta en escena. Pero verán, VOX como cualquier otro partido, tenía derecho a presentarse a las elecciones y..., resulta que ha sacado un número de votos nada desdeñable, que representa a una parte de la ciudadanía con los mismos derechos que el resto. Así que eso no lo pueden olvidar los demás partidos. Sucede, sin embargo, que a muchos les abandona la memoria en cuanto recogen sus papeletas de las urnas. Es el caso de Macron, por ejemplo, que ahora amenaza a Rivera si pacta con PP y VOX en Madrid. Ya, pero ¿acaso no recuerda que sabía que en Andalucía existía ya un tripartito? ¿O es que se ha dado cuenta justo después de las elecciones? Verán, Podemos, que ahora anda desvaneciéndose, recuperó el comunismo, el chavismo venezolano, el odio al rico y la revancha a todas las derechas. VOX entra al ataque con la Falange, el franquismo, la reprobación de la homosexualidad y la beligerancia contra todas las izquierdas. Y sí, es cierto. Ambos son dos discursos muy antiguos, que parecen casi de muertos vivientes. Suenan trasnochados, pero sobre todo peligrosos y a una mayoría moderada le provocan pesadillas. Pero, tanto uno como otro, en los extremos de la política de nuestro país, representan parte de la democracia. Y nadie es quién para salvar a la patria apartándolos por ser de extrema derecha o de extrema izquierda. Esos dos partidos, como todos los demás, son de lo que sean, pero mientras cumplan las leyes (que bien sabemos que no lo han hecho todos los partidos que tienen representación parlamentaria), tienen exactamente los mismos derechos que todos los demás. Nos guste más o menos a los que votamos de otra manera. Así que, el resto de los partidos, haría bien en tenerlo en cuenta a la hora de pactar. Como tampoco les iría mal recordar que todos ellos, en alguna ocasión, llegaron a pactar con el diablo. Que hagan memoria. Que busquen en sus recuerdos. Y luego que pacten. Y que nos dejen en paz.
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