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PASEANDO por esa inhóspita plaza pública llamada Twitter, el último día del año me encontré con un conocido personaje salmantino vomitando bilis. ‘Qué raro -me dije-, si todavía no han dado las campanadas...”. Pero Fernando Pablos debía estar aburrido en ese momento. El caso es ... que, en lugar de desear Feliz Año al personal, decidió despedir 2021 mintiendo como un bellaco. Hay gustos para todo.
Les cuento. El de nuevo candidato del PSOE a las Cortes de Castilla y León por Salamanca publicó esa tarde un tuit en el que decía lo siguiente: “El PP paga noticias para que aparezcan en periódicos de Salamanca. Mirad hoy. Espero que al menos no utilicen dinero negro para ello y lo declaren al Tribunal de Cuentas porque ya están convocadas las elecciones autonómicas. Aunque quizá, conociéndoles, sea mucho esperar...”. Y acompañaba su falacia con dos imágenes. En una de ellas se veía el titular de una noticia publicada en la edición digital de este periódico sobre la campaña que el Partido Popular había lanzado para criticar al presidente del Gobierno por su promesa incumplida de que el precio de la factura de la luz terminaría el año en niveles de 2018. Tenía cierta gracia: “Sánchez, apaga y vete”, rezaba el eslogan. Y en la otra mostraba un recorte del último párrafo de esa noticia, al que seguía la frase “Contenido patrocinado”, con el que quería dar a entender que el PP había sufragado esa información.
Una de dos, o el doctorado en Ciencias Matemáticas por la Universidad de Salamanca no le ha servido para nada o la mala baba se le desborda a este procurador. No sé ustedes, yo me inclino más por la segunda opción. Y me explico. No hay duda de que quien hasta hace bien poco ha sido el jerifalte socialista en la provincia es lector asiduo de LA GACETA y de su edición digital. No digo que lo haga por gusto, pero al menos lo hará por profesionalidad. Va en el cargo. Y, por eso, nadie puede creerse que el sagaz profesor de álgebra no se haya dado cuenta de que todas las noticias de la edición digital llevan esa frase al final del último párrafo porque a partir de ahí precisamente vienen una serie de informaciones -publicitarias en la mayor parte de las ocasiones- que sí son contenido patrocinado. Y esas dos palabras están ahí para que el lector pueda diferenciarlo.
Solo hay una excepción y es justamente cuando se publica un publirreportaje, es decir, una información pagada. En ese caso verán que no aparecen otras noticias después del último párrafo, ni tampoco publicidad alguna, y además se remata la información con una frase del tipo “Contenido patrocinado por (nombre de la empresa o institución que ha pasado por caja para lanzar su mensaje)”. Diferenciar la información de la publicidad lo mejor posible es un compromiso con nuestros lectores.
Además, la información a la que hacía referencia Fernando Pablos venía firmada por la agencia Europa Press, a la que el periódico paga religiosamente por recibir todos los días numerosas noticias nacionales e internacionales.
La trola de Fernando Pablos no iría más allá si con ella no jugara con el pan de las decenas de familias de los trabajadores de esta casa. El problema es que su zafio intento de manchar la imagen de este centenario medio de comunicación quedará impune en medio de esa red social, en la que nada se confirma y en la que se mueven como peces en el agua los seguidores del aforismo “miente que algo queda”.
Como este sea el nivel de filibusterismo que nos espera en la campaña electoral de las Cortes de Castilla y León, vamos apañados. De ser así, no me quedará más remedio que gritar durante los próximos días: ¡Pablismo o credibilidad!
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