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Es esta una semana extraña. Otra semana extraña en un país extraño. Lo mejor, y no menos extraño, fue ir a una fiesta de unos ... amigos muy íntimos, que celebraban sus bodas de plata... con relación al primer matrimonio de ambos. Parece que todo tiene un final feliz. Pero en la realidad, extramuros de la mansión de cada uno, al escribir siento que no tengo manos, sino muñones, pues el ambiente sociopolítico en el que vivimos desde hace muchísimo tiempo no invita ni a la razón ni a la reflexión. Las buenas palabras no sirven ya de mucho, con una esperanza que, como todo en España, es rehén de la mentira, del deshonor, del delito continuado. Hablo a propósito de los indultos, pero hablo de todo, del estado de depravación al que han llegado nuestros políticos, arrastrando con ellos a una gran parte de la población, incapaz de votar por sí misma. El voto era nuestra única arma para salvarnos, pero el voto en España carece de valor democrático al no ser ejercido ni en libertad ni en plenas facultades “cognitivas” por una buena parte del electorado.

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lagacetadesalamanca Otra semana extraña