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A Monica Vitti
Portugal, una vez más, nos da lecciones, nos hace morder el polvo de nuestra estúpida soberbia, esa que nos hace creer que ... somos más que nadie, quiero decir, más que Portugal o que Marruecos. Pero cuánto ignorante hay suelto en nuestra querida España...
...Y yo me muero de envidia comprobando cómo los portugueses, con todos sus problemas -que los tienen, y graves- saben al menos votar, pues envidiarlos por ejemplo porque una gran parte de la población sepa perfectamente inglés, hace tiempo que lo metabolicé. Envidia asumida por lo que nunca sucederá en España, donde la educación es un estercolero y una jaula de grillos sectarios.
Y envidio, yo, que sigo votando al PP como un alma en pena, el socialismo portugués de Antonio Costa, un hombre tranquilo que ha sabido lidiar con el Podemos portugués, llamado allí Bloco de Esqueda..., hasta que llegó el momento de parales los pies y convocar las elecciones que el pasado domingo le dieron al Partido Socialista portugués la mayoría absoluta, o lo que es lo mismo, cuatro años de estabilidad política sin el chantaje que supone tener en la nuca el mal aliento de estos impresentables comunistas y populistas.
La gran victoria de Costa debería ser un estímulo y un camino a seguir para Pedro Sánchez, aunque lamentablemente nuestro presidente se diferencia del portugués en que ni es socialista ni mira por el bien de los ciudadanos. Como titulaba el editorial del diario “El Mundo” del pasado martes, “Costa, el espejo inalcanzable de Pedro Sánchez”. Inalcanzable porque no le da. Qué feliz se habrá quedado el primer ministro portugués deshaciéndose de los “podemitas” lusos y verlos quemarse en la hoguera de las urnas, algo de lo que tampoco sabemos en España, de votar, y, en definitiva, de democracia. Seguimos votando no a alguien, sino contra alguien, con resentimiento y furia. Y hay que saber votar, que es justo lo que ha hecho el electorado portugués, harto de incertidumbres.
En Portugal no han ganado el PS ni Pedro Costa, tampoco han perdido el centro-derecha y los radicales, ha ganado el ciudadano y ha ganado el amor por una sociedad, por un país que no está para experimentos, para más corrupción, para más asaltos a las instituciones, empezando por la Corona. ¿Entendido catetos? Y lo de catetos no va por Sánchez o el resto de nuestro particular “bloco de esquerda”, va por los muchos enajenados que van a votar. Gracias Portugal.
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