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Por fin la ciudad se quiso parecer a la de antes de la pandemia. Fue el viernes por la tarde. Grupos de chavales hicieron suyas ... las calles, quizá por el Black Friday, que dejó ver colas importantes delante de los comercios, a las que no quedaba más remedio que regatear a lo Maradona; o por el efecto “último día de clases semanales, exámenes a la vista y menos días para la Navidad”. Por lo que fuera, pero la sensación de que la ciudad había sido invadida por una oleada de hormonas era evidente. Lástima de bares, porque Salamanca sin ellos no es la misma y hubiera sido el remate. Hay que esperar a la víspera del puente de la Constitución Inmaculada (o no) para la reapertura, momento en el que quedaremos confinados perimetralmente. O sea, que tirar de los bares será una cuestión exclusiva de los de casa. Atentos. La sensación es que vivimos en un sinvivir, a lo que contribuye el no saber concretamente cuándo nos va a vacunar Salvador Illa. Son tanto los factores: edad, achaques, profesión, relaciones sociales... La buena noticia es que a medida que crezca el número de vacunados descenderá el riesgo de contagio en los demás.
Dándole vueltas a la cabeza y animado por María Eugenia Bueno acudí al DA2 a ver la exposición “Origen”, de Ángel Luis Iglesias. El título de la muestra me hizo recordar nuestros principios arbóreos como seres: éramos primates y de ahí mire a lo que hemos llegado: a primates con pretensiones, dice una amiga. Quizá rematemos en lo que plantea la inquietante película “El planeta de los simios” –la original, por favor—cuyos protagonistas aparecen en el nuevo libro de nuestro Jorge San Román, que está dedicado a monos, monas, gorilas, chimpancés y otros simios en el cine. Una curiosidad para cinéfilos y aficionados al mundo primate. Pero “Origen”, de Iglesias, no va de eso sino de cine, de imágenes de cine deconstruidas. Una fantasía maravillosa en un espacio, el DA2, que me parece de lo más alucinante que tenemos en Salamanca. Y con su pasado. Se inauguró el 29 de noviembre de 1931 y con Victoria Kent de maestra de ceremonias, con un recuerdo al reformista penitenciario Manuel Alonso, ledesmino, que había dirigido desde 1924 la llamada Cárcel Vieja, que estaba junto a Sancti Spíritus. En fin, que hay mucha historia y uno, sinceramente, no exploraría sicofonías ni llamadas al más allá entre sus muros, aunque fuese con Alex de la Iglesia, que estrena en HBO su historia inspirada en las monedas de Judas, parte de la cual se rodó en Salamanca. No concibo una historia de este perfil sin que aparezca Salamanca, si quiera por la famosa Cueva de la Cuesta de Carvajal, origen de todo, según Botelho de Moraes, y custodia de todos los secretos, por ejemplo, qué ha frustrado el acuerdo entre los bancos Sabadell y BBVA, presidido por el salmantino Carlos Torres; o cuál es la verdad de la herencia de Paquirri y qué hay de cierto o no en “The Crown”, la serie de moda, que hace que nos preguntemos para cuándo una serie así de nuestra familia real.
Quizá con perspectiva se afirme en el futuro que esta pandemia fue el origen de un nuevo mundo. Por ahora, confiando en ver lo que sucede, he aprovechado este Black Friday para adquirir mis “molesquines” diario en las que anotar lo que ocurra y se me ocurra, como que de momento vivimos tiempos en los que cada alegría viene acompañada de uno o varios sobresaltos, y lo digo, sí, por la reapertura de la hostelería, pero también por lo que pueda pasar.
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