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El chaval al que Santiago Abascal le dijo que tenía cara de vicepresidente se está convirtiendo a pulso en uno de los rostros más conocidos de la política nacional. Y parece que le está cogiendo el gusto.
Hace unas semanas montó el show en Ciudad ... Rodrigo durante la presentación del Festival de Teatro de Castilla y León. En lugar de dar brillo al acto lo ensució sin escrúpulos lanzando un mitin político de difícil digestión ante la estupefacción de los presentes.
Hace unos días protagonizó un bochornoso espectáculo en el pleno de las Cortes de Castilla y León. Llamó nada menos que imbécil a su predecesor en el cargo, Francisco Igea, quien también parece cómodo en el papel de azote de este lenguaraz jovenzuelo.
Al día siguiente la tuvo con el podemita Pablo Fernández hasta el punto de que el vicepresidente de las Cortes tuvo que suspender la sesión durante un cuarto de hora tras soltar un taco impropio de su supuesta talla política.
Y ayer se las ingenió para deslucir un acto de promoción de una de las marcas más reconocibles de la región como es Tierra de Sabor. Los madrileños no recordarán las bondades de los productos castellanos y leoneses que se presentaron en una gran cadena de supermercados a la sombra de su presencia. El público en general se quedará con el chascarrillo que soltó a una periodista de La Sexta cuando le espetó: “Usted si quiere llévele un chorizo a su amigo el gran Wyoming, que de eso sabe un montón, con el medio millón de euros que defraudó a la hacienda pública”. Por supuesto, tras la rajada se quedó tan pancho con esa cara con la que parece querer decir: “Me ha quedado bien, ¿verdad?”
Visto lo visto, en cuanto el vicepresidente de la Junta de Castilla y León tiene la alcachofa de un micrófono delante se transforma en un generador de titulares que contrasta con el perfil bajo que prefiere mantener su socio y, sin embargo amigo Alfonso Fernández Mañueco.
Precisamente, el presidente de la Junta de Castilla y Léon ya tuvo que pedir disculpas el pasado mes de mayo por unas declaraciones del ultraderechista contra una procuradora del PSOE que tiene una discapacidad. Y ahora ha señalado que va a reunirse con él para intentar apaciguar la verborrea de un tipo que cada vez que abre la boca le quita votos aunque no pertenezca a su partido.
En el entorno del presidente está cansado de las salidas de tono de García-Gallardo. Es evidente que la relación entre ambos no es la más adecuada para mantener un pacto de gobierno. Sin embargo, no se atisba en el horizonte que Mañueco vaya a romper relaciones con quien lo tiene sentado en el sillón presidencial de la Comunidad a cambio de que le deje darle a la húmeda sin freno alguno.
Al igual que otras veces, el mozo se ha metido con un medio de comunicación. Y eso no ha gustado nada en la sede del PP en Madrid porque sus continuos exabruptos cada vez acaparan más el debate nacional.
Unos por vergonzante acción y otros por insustancial omisión, al final voy a acabar sin saber por quién abstenerme. La frase no es mía. La vi hace unos días en la viñeta de un periódico italiano y la utilizó el humorista para reflejar la situación que quedaba en su país tras la victoria de la ultraderechista Giorgia Meloni.
Por este tortuoso camino discurrimos. Por el del todo vale con tal de afianzarse en el poder a toda costa. ¿No habrá ningún político en la región que le eche arrestos y ponga al vice en su sitio de una vez? No parece.
¡Ah! Por cierto. Y el PSOE regional, mientras tanto, ni está ni se le espera.
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