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San Blas está cerca. Los vendedores de gargantillas ya se dejan ver por los lugares habituales con su mercancía colorista y profiláctica, porque están ahí ... para proteger nuestras gargantas de los fríos de febrero, que no son nada buenos. La cigüeña del “cható” ha regresado y prepara el nido. Me llama la atención que la gente joven, tan ajena a la mayoría de los asuntos de la tradición, se sienta, sin embargo, atraída por las gargantillas de San Blas y se las pongan. A lo mejor son las abuelas. En fin, se ven gargantillas y apuran los puestos de castañas la temporada esperando a ver cómo viene la siguiente, que algo nos dirá la vela de la Candelaria cuando regrese al templo apagada o encendida. Vienen días con mucha carga tradicional: San Blas, Águedas, Candelas... Esto va a ser un sin parar. Febrero se nos va a pasar volando.

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