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Dicen socialistas de Salamanca, de los que llevan a sus espaldas unas cuantas campañas electorales, que este año nadie se va a pelear por incluir ... a Pedro Sánchez entre las visitas que dan lustre a la precampaña y a la campaña electorales. Si no tiene agenda, mejor que mejor y cuanto más lejos y menos se le vea muchísimo mejor.
Los “barones” están callados, pero con una vela puesta al diablo para que con un poco de buena suerte el presidente tenga agenda en el exterior y no le quede más remedio que viajar fuera de España en el mes de abril y mayo.
La presión que están ejerciendo los que se juegan su futuro en las urnas, ha obligado al presidente del Gobierno al cese temporal de la convivencia política con Irene Montero, Ione Belarra y todas las “feminazis” del banco azul, aunque alguna ya se ha visto obligada a reconocer en público que algún “fallito” tendrá la “ley del solo sí es sí” cuando más de 400 violadores y pederastas han visto rebajadas sus condenas en toda España gracias al consentimiento de la ministra de Igualdad y la inestimable colaboración del resto de miembros del Consejo de Ministros de Pedro Sánchez, que aprobaron la normativa pese a las alertas del Consejo General del Poder Judicial y del Consejo Fiscal.
Han dicho las ministras que el consentimiento no se toca, es decir el consentimiento de las mujeres, que el de los hombres da igual. Y por eso han roto con Pedro.
En una muestra de indigencia intelectual, la ministra Montero ha culpado al machismo de los jueces por aplicar la ley y rebajar las condenas a los agresores sexuales. Como es lógico la Asociación Profesional de la Magistratura ha exigido al presidente la inmediata dimisión de Montero. Estimo que después del cese temporal de la convivencia pacífica escenificado ayer y la próxima modificación legislativa, vendrá -calculo que para el otoño, dependiendo del resultado de las elecciones de mayo- la ruptura definitiva entre Podemos y el PSOE, socios gubernamentales. El matrimonio no dura mucho más. Al señor Sánchez no se le ve muy incómodo, pero son los suyos los que están hasta el gorro de aguantar idioteces incomprensibles para los ciudadanos, incluidos los que han votado toda la vida al PSOE.
A los socialistas salmantinos nunca les había visto tan despegados del inquilino de La Moncloa. En privado reconocen que este Gobierno va a ser un lastre tremendo, aunque es verdad que con el viento a favor o en contra, tampoco han tenido mucha suerte en las urnas. Pero el asunto de los beneficios penitenciarios de delitos sexuales no es baladí. Hace daño a la gente de la calle, sean de izquierdas o de derechas.
Por esta razón al señor Sánchez no le ha quedado más remedio que reconocer ayer, ante su grupo parlamentario, que la ley Montero ha generado un problema con las continuas rebajas de penas. Con cara de no haber roto un plato, también ha dicho que ha tenido efectos indeseados. Vamos, como si los ciudadanos fuéramos idiotas y no estuviéramos viendo los beneficios que les ha reportado a los indeseables las charlotadas legislativas de algunas que parece que fueron las inventoras del feminismo en este país.
Dice don Pedro que nadie tuvo como objetivo que se rebajara la condena a ningún agresor. “No era ni el objetivo ni el propósito”. ¡Hombre, hubiera sido el colmo! Ya entendemos que todo ha sido por ineptitud, por negligencia, por prepotencia, por incapacidad o por todo junto, de aquellas que inventaron ese eslogan tan fascinante para el mundo “feminazi” del “sola y borracha quiero volver a casa”.
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