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ESPAÑA sufre un problema demográfico gravísimo derivado de una fecundidad (hijos por mujer) ínfima (1,1 hijos por mujer, muy por debajo de los 2, ... 1 necesarios para que la población no decrezca). Esta tan escasa fecundidad conduce inexorablemente a un índice de envejecimiento (población de 65 años y más sobre el total de la población) que crece a gran velocidad, produciendo graves problemas sociales y no sólo en las pensiones, también en soledades no queridas, dependencias insostenibles, etc.
Los nacimientos en España cayeron en 2020 a su nivel más bajo desde 1858. La causa no fue la pandemia, que solo mermó a partir de noviembre de 2020 en algunos miles los nacimientos, que ya venían cayendo a lo largo del año. El shock producido por el confinamiento y el drama sanitario impactaron negativamente en las concepciones de nuevos bebés, pero el impacto fue temporal, pues las concepciones se recuperaron a partir de junio-julio de 2020 a los niveles pre-pandemia.
Desde mediados de los años 90, los alumbramientos de madres extranjeras, tradicionalmente muy pocos, son ya una parte muy apreciable. En 2020 nacieron 340.635 bebés de madres residentes en España, y de esos, apenas 244.686 eran hijos de mujeres nacidas en nuestro país. A mediados del siglo XIX, en una España con 65% menos población que ahora, nacían casi el doble de niños que en 2020 y eran casi el triple en el caso de los hijos de mujeres nacidas en España.
Con toda seguridad, los nacimientos en España en 2020 alcanzaron cifras no vistas desde por lo menos el siglo XVIII, cuando España tenía entre 8 y 10 millones de habitantes. En cuanto al número de bebés de madres nacidas en España, habría que remontarse aún más atrás. Afortunadamente, gracias a la reducción casi a cero de la mortalidad infantil y juvenil, los nacimientos de ahora acaban generando más del doble de adultos que los de hace dos siglos. Pero eso no basta para paliar el desplome de la natalidad. El nivel actual de fecundidad es tan bajo que la menor mortalidad no compensa el hundimiento de la natalidad.
¿Y qué dice la ministra encargada del “problema demográfico”? Pues ni una palabra acerca de la bajísima fecundidad. El Gobierno sólo habla de la España “vaciada”. ¿Por qué? Porque ayudar a que las mujeres tengan los hijos que ellas desean tener (más del doble de los que tienen) es “de derechas”, según esas taradas feministas de última hora que están –digámoslo claro- en contra de la natalidad y en contra de la igualdad entre varones y mujeres.
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