Mujer y futbolista
Miércoles, 26 de junio 2019, 05:00
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Miércoles, 26 de junio 2019, 05:00
Que nadie le diga a mi futura hija -a la que espero para dentro de unos meses- que el fútbol es sólo cosa de hombres. ... Que sea lo que ella quiera: aficionada, forofa sin remedio o incluso futbolista si vale para ello. Si algún día alguien pretende quitarle la idea, le contaré la historia de Natalia.
Permítanme presumir esta semana de ella, porque es medio paisana. Crecimos compartiendo lo que ha sido mucho más que un lugar de veraneo: El Cubo de Don Sancho, el pueblo charro del que son mis padres y del que también es oriunda su madre. Allí la vi patear a diario una pelota y jugar pachangas con quien se pusiera por delante. Daba igual su procedencia, sexo o edad: Natalia fundía a casi todos. Era tan buena, que siempre que participaba en algún torneo decíamos “hoy juega Natalia contra Morasverdes”, “hoy juega Natalia contra Vitigudino”. Sin desmerecer al resto de compañeras, lo cierto es que Natalia sola valía por un equipo entero.
No era corpulenta, y eso engañaba. Su menudez la hacía escurridiza y su técnica, implacable. Lo tenía todo. He llegado a leer de ella en la prensa deportiva nacional que, de haber nacido hombre, Natalia Pablos Sanchón habría estado a la altura de Messi o Cristiano Ronaldo. Nunca lo sabremos. Como diría aquel, “el futbol es así”. Un deporte tradicionalmente de hombres, pero cada vez menos.
No entraré en la polémica sobre si se discrimina a las mujeres o sobre si ellas deberían cobrar lo mismo que ellos. Somos diferentes, tenemos talentos y atributos diferentes. Lógico que juguemos en ligas distintas y cobremos en función de las inversiones y beneficios que eso genere.
Al margen de ese revuelo y con mucho trabajo, Natalia ha coleccionado un palmarés que ya quisieran muchos. Ha jugado sobre todo en el Rayo Vallecano -equipo referente en fútbol femenino-, pero también ha cruzado fronteras para jugar en Bristol o en el Arsenal londinense. Más aún: hace cuatro años hizo historia al disputar con España nuestro primer Mundial femenino. Ese al que hemos vuelto este lunes -ya sin Natalia- para enfrentarnos a las favoritas, Estados Unidos. “No hay reto más bonito que tener la posibilidad de eliminar a la mejor selección del mundo” les dijo a sus ex compañeras en Twitter. Dos penaltis nos echaron, pero la gesta es importante. En Estados Unidos hay un millón de jugadoras licenciadas; en España, sólo 60.000. Éramos David contra Goliat y esta vez ganó el gigante.
No todos los clubes españoles tienen equipo femenino, pero ayer supe que el Real Madrid prepara el suyo. Eso activará la competición y encarecerá el mercado de jugadoras, que falta hace. Porque la mayoría, aunque jueguen en Primera División, viven de otra cosa.
Natalia Pablos tiene ahora 33 años y se dedica a la enseñanza, pero eso no le quita ser la heroína que fue, es y será.
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