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No sé si ustedes creen en las casualidades. Pero están ahí, a cada paso... Como hay veces, demasiadas, que los planetas chocan, chocan sobre nosotros, ... y el peligro se hace sólido. Vean... De repente cae en mis manos ‘Cómo mueren las democracias’, libro de los profesores de Harvard, Steven Levitsky y Daniel Ziblatt. Y de repente, el mismo día, se renueva la cúpula de la Unión Europea para seguir desgastando nuestra más valiosa conquista: la unión, el consenso y la democracia mismas. Se renueva la cúpula con auténticos dinosaurios, perros de presa del sillón, como Lagarde, como Von der Leyen, y sobre todo como Borrell... Y de repente, Joan Baez me llama desde la portada de ‘El País’: “En EE.UU. ya no vivimos en una democracia. Todo se desmorona”. Tengo la horrible sensación de que la democracia ya no importa, que es sólo una palabra hueca. Incluso a las nuevas generaciones, a las más formadas, parecen no importarles los gobiernos de dinosaurios, como si no quisieran adquirir los compromisos y las responsabilidades que les corresponden. Sólo los jóvenes sin oficio acceden a la política, su único establo...

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