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La supuesta vida fácil del artista, del privilegiado en palmitas libre de todo mal, resulta que no lo era tanto. Hasta Don Joaquín Sabina, el ... que negaba en falso todo eso que propaga su caricatura de noches intensas, toneladas de tabaco, litros de alcohol y montones de cocaína, el superviviente de tantos excesos, puede sufrir un ridículo y vulgar accidente. Como cualquiera. Un foco que deslumbra, un pie fuera del escenario, una caída de dos metros, un bombín que no cumple con las reglamentarias funciones de casco autorizado y un pequeño derrame cerebral.

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