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SIN duda alguna, Mickey Mouse es uno de los emblemas de Disney. El célebre ratón nace en 1928, y es el primer personaje de dibujos ... animados en obtener una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. Su consolidación tal vez tenga que ver con el hecho de que Mickey encarna la amistad, aunque en esta exposición del Casino de Salamanca el artista Ángel Luis Iglesias lo retrata solo, sin sus amigos más queridos, como el Pato Donald, Goofy, Daisy... Es quizás una de las primeras cosas que llaman la atención al visitar esta muestra comisariada por María Eugenia Bueno Pastor. Sorprende asimismo que tal personaje tenga pleno acomodo en una sala de exposiciones. ¿Acaso por la atemporalidad de ese popular ratoncillo?
Si nos fijamos más de cerca, nos daremos cuenta de que la soledad de Mickey no es más que aparente. No está solo. Tras él, pero también de manera simultánea, hay sombras que le acompañan. Cada una de ellas es en realidad un palimpsesto, una superposición de figuras literales y metafóricas. En algunas obras no es en absoluto evidente si es Mickey o su novia, Minnie, la que predomina. Así ocurre, por ejemplo, en el óleo que tan significativamente se titula Minnie Mickey Fusion. Desde esta perspectiva, me pregunto si no se habrá elegido a este artista para hacernos reflexionar sobre cómo un personaje en principio tan superficial como el ratón de Disney nos invita a preguntarnos ¿estamos realmente solos? ¿Dónde están en realidad quienes se supone que nos acompañan en nuestro día a día?
La comisaria de esta exposición hace referencia en el hermoso texto introductorio del catálogo a la sociedad líquida de Zygmunt Bauman, uno de los sociólogos más influyentes del siglo XXI. Sus críticas a la globalización y sus reflexiones sobre cómo la sociedad contemporánea ha licuado los valores son el prolegómeno a su defensa de lo que él llama “vidas desperdiciadas”, emblemas de una nueva condición humana que se refleja en los nuevos nómadas, los refugiados, los migrantes, los exiliados. Su insistencia en cómo el mundo global desdeña, separa y selecciona a las personas, sus advertencias sobre la globalización del miedo y sobre la asimetría entre las culturas es una manera de recordarnos qué ocurre cuando todo se torna líquido.
Mickey es ese ser que sigue creyendo en el valor de la amistad. Tal vez por eso Ángel Luis Iglesias parece querer apostar porque nunca estemos solos. Como en muchas obras de arte, no hay una sola lectura. Por eso también cabría ver esas superposiciones de Mickey en constante movimiento como unas simples sombras, acaso como esas sombras que ya no están con nosotros. O quizá veamos en los cuadros la representación de ese extrañamiento al que hace referencia Mario Benedetti donde habla de presencias desde el olvido lleno de memoria.
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