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La gente de Podemos invadió en 2015 la política española anunciando que venían a regenerarla. Nada más decepcionante. Lo que de verdad han hecho es ... llenarla de mentiras y de basura intelectual. Son gente cuya influencia principal viene de la peor calaña latinoamericana, la que ha llevado —aunque no sean los únicos— a aquella región a la situación deplorable en la cual sigue viviendo. Pero volvamos a lo nuestro y para mostrar lo mentiroso e indignante del discurso podemita fijaré la atención (con Álex Grijelmo ) en tres mensajes que vienen emitiendo en torno al fiasco legislativo del sólo sí es sí.
En primer lugar, sostienen que retocar esa ley, que ha puesto en la calle y ha rebajado las penas de delincuentes encarcelados por delitos sexuales contra mujeres y menores, es “volver al código de la manada”. Mentira. Cuando saltó el escándalo de aquella violación en grupo en 2016 el problema no estuvo en la norma legal, sino que en primera instancia fueron condenados a 9 años (el tribunal no apreció violencia ni intimidación) pero sirvió para que se les endosaran en el Supremo (porque sí las apreció) penas de 15 años; es decir, las mismas que les habrían caído encima con el sólo sí es sí. El problema no fue la ley, sino la interpretación inicial de los hechos por el tribunal navarro, corregida después en casación.
Nos hemos cansado de oír decir a Irene Montero y a su tropa que “el consentimiento está en el centro de la ley del sólo sí es sí”, pero ese consentimiento ya constituía el eje de la legislación anterior. Por eso había violadores en las cárceles, cientos de ellos beneficiados ahora pero condenados en su día precisamente con el llamado “código penal de La Manada”.
En tercer lugar está lo que los podemitas llaman “el calvario probatorio” y esto es lo más grave, pues lo que pretenden es acabar con la presunción de inocencia y que la carga de la prueba no tenga que aportarla quien acusa. Así se quieren cargar algo que existe en el Derecho desde los romanos: in dubio pro reo. En palabras del citado Grijelmo, “Esas expresiones están viciando un debate político que debería alcanzar mayor altura intelectual y jurídica”.
Y es que no paran. La última broma ha consistido en querer eliminar el Día del Padre (que fue, por cierto, un invento de Galerías Preciados). Y a partir de la ley trans, lo escribiré en palabras de Maite Rico: “las deportistas tendrán que ceder su plaza en el podio a un cachas que asegure ser mujer”.
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