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Sí, ya lo sé, ya sé que no se llama Melchor, que se llama Ramón, pero el nombre que yo le he puesto le pega ... mucho más. Bueno, también podría servir Gaspar o Baltasar. Porque el regalo que le han hecho a Pedro Sánchez es propio de los tres Reyes Magos (que Sus Majestades me perdonen por esta comparación).
A Sánchez le han dado la oportunidad de lucirse, de hablar sin límite de tiempo con todas las cámaras para él, y de decir lo que le ha apetecido. Señor Tamames ¿de verdad que la moción de censura ha puesto en aprietos a su sanchidad (sí, con minúsculas)? Pero claro, que al señor Tamames también le apetecía tener su momento de gloria, que el ego es muy goloso y hay que alimentarlo.
No lo entiendo, de verdad. Si tú sí, explícamelo por favor. Y Abascal indignado con la prensa porque han tildado a su maniobra de inútil (y otros sinónimos). Pero es que lo es, es que lo ha sido, es que desde el momento en que se planteó ya se sabía que no iba a salir.
Por cierto, me gustó la postura de Cuca Gamarra cuando señaló que se iban a abstener por no votar a favor de que Pedro Sánchez se mantuviera en el Gobierno y tampoco querían votar en contra por respeto al señor Tamames. La palabra respeto es algo que estamos perdiendo en nuestra política y no estaría mal empezar a recuperarla.
¿Habéis visto algún partido de baloncesto? Cuando todo le va mal a un equipo el entrenador pide tiempo muerto. Detiene el partido pare reorganizarse, para que se olvide lo último que ha pasado. Sánchez no es que haya pedido tiempo muerto, es que se lo han dado. Se lo ha dado Vox, se lo ha dado Tamames, se lo han dado los que se consideran sus máximos rivales (que no lo son). En serio, que no lo entiendo.
Y Sánchez, ha disfrutado de este regalo mejor que los del seis de enero. Porque por unos días (dos) no ha tenido que hablar de la ley del sí es sí, por cierto, nueva rebaja de condena, esta vez en Salamanca para el indigente que violó a su ex en el Paseo de la Estación. No ha tenido que hablar de los “diputeros” del PSOE, que los hay, no todos, pero los hay, y seguimos sin saber quiénes son. No ha tenido que hablar de los juegos de trileros que hacen con las cifras del paro, del endeudamiento de España, de... No ha tenido que hablar de nada que él no quisiera. Ha corrido un estúpido velo gracias a sus enemigos íntimos. La verdad es que parece que ya no respetan nada. Que una figura tan seria como una moción de censura se ha convertido en un elemento más para tratar de ganar votos. Todo vale. Qué pena.
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