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El pasado sábado 12 de noviembre, nuestro alcalde Carlos García Carbayo, anunciaba a toda la ciudadanía y a través de LA GACETA se informaba, que ... este año las Medallas de Oro de la ciudad recaían en dos Instituciones que, en opinión de esta columnista, las tienen sobradamente merecidas. Me refiero al Casino de Salamanca y a la Hermandad de Donantes de Sangre.
La Hermandad de Donantes es una institución con más de 50 años de labor altruista a favor de la vida y de las personas. Su fin es totalmente público, solidario y gracias al esfuerzo de una gran cantidad de personas anónimas, Salamanca dispone de esa sangre imprescindible para vivir y que todos, en algún momento, podemos necesitar. Fernando Barbero hoy lleva su timón, como antes lo hicieron otros, pero en el día a día él es solo la punta del iceberg de un equipo compuesto de personas comprometidas que trabajan desde el silencio. Con esta medalla no solo se premia la labor de la institución, si no la generosidad de miles de ciudadanos que están dispuestos a regalar vida. Mi más sincera enhorabuena y un “gracias” infinito por esa labor cuyo resultado está a disposición de “todos” sin distinción de sexo, edad o procedencia. Con 164 años de vida el Casino de Salamanca lleva una larguísima trayectoria vinculada a la “Cultura”. Han sido muchos los que se han ocupado de que haya llegado hasta nosotros en plena salud, no sin hartas dificultades. En los últimos años su ante último presidente Alberto Estella Goytre (1940-2022), hizo un gran esfuerzo por revitalizarlo aportando su vasto conocimiento y sus relaciones personales. Ese testigo lo ha recogido extraordinariamente su actual presidente Pedro Méndez, quien día a día capitanea su Consejo de Administración, asesores culturales y a un equipo de profesionales de los que solo puedo decir maravillas: trabajadores, amables, responsables, educados..., artífices del trabajo entre bambalinas imprescindible para que cada acto, reunión, conferencia y evento salgan como si nada hubiera requerido esfuerzo. Sus socios siempre dispuestos a colaborar y demostrar que su Institución está abierta a todos para disfrutar de cada acto cultural, de forma gratuita, hasta completar aforo. Para El Casino la “Cultura” es su alma mater. Su actual equipo directivo lucha a diario para “regalárnosla” y no es barata.
La institución está dispuesta siempre a colaborar con todo aquello que, desde el respeto, necesite un ágora abierta y libre en la que expresar, contar, decir, exponer, participar,... siendo referente además de la música y de las tradiciones populares de nuestra tierra, que siempre encuentran allí un espacio perfecto de expresión. Gracias de corazón.
Este ojo que observa da su más rotunda enhorabuena a ambas instituciones por su labor extraordinaria, cada una en su campo. Hasta el 2 de diciembre en el Liceo, donde mi ovación será cerrada.
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