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Se cumplen 42 años justamente hoy del tristemente recordado golpe de Tejero en las Cortes y al abrir este pequeño espacio de reflexión me ha ... venido a la cabeza lo cercano que puede quedar en el tiempo en un mercado político que se encuentra como la inflación, cada día más elevado.
Y es que ahora sí que sí, comienzan a mostrarse las cartas de la baraja. No he contado la cantidad de nuevos partidos políticos que ya están presentando sus precandidaturas que son múltiples y variadas, todos pensando, eso sí en lo mejor para los ciudadanos.
Me pregunto cuántos votos arañarán en los comicios del 28 de mayo. Hace pocas horas un buen amigo me decía “yo tengo 2.700 seguros, no serán suficientes, pero se irán de otras candidaturas más potentes”.
Y es lo que tiene la democracia y una ciudad como Salamanca donde teniendo un amplio espectro de “amigos” te ves en la necesidad de presentar, al menos, tu precandidatura.
Así pues, iremos deshojando la margarita mientras esperamos promesas que sabemos que no se van a cumplir.
Este es el paño que nos están vendiendo ya antes de saber cómo va a funcionar la economía y antes de pensar que la caja de caudales da para lo que da. Por estas razones el consejo es esperar a las promesas que no sean cantos de sirena y sigamos confiando en los amigos, pero no en las urnas.
Digo esto porque más adelante nos lamentaremos cuatro años más de nuestra mala suerte, o no, porque todavía algunos confían en la magia de la política en general.
Ahora lo que nos debe preocupar es que la cesta de la compra sin IVA sigue subiendo de precio de forma desmesurada, que alguien en la cadena alimentaria está ganado mucho dinero y que nadie está haciendo lo suficiente para que esto cambie. Ahora nos debe preocupar que el precio de la vivienda se ha disparado y de qué forma, más aún si buscamos hipoteca que sustente la compra y lo cierto es que la alternativa no será el alquiler porque un sueldo normal no aguanta esos precios.
Sigo... los trenes siguen sin funcionar, demasiadas averías, sin soluciones a las frecuencias y sin visos de que quienes tiene la sartén por el mango se muevan para solucionar la vida de los ciudadanos, esos ciudadanos que dentro de poco van a votar y ese será el momento de dar el golpe en la mesa.
Huyamos pues de los amiguetes, votemos con conciencia, la papeleta es el camino hacia las soluciones políticas, económicas, sociales, sanitarias. De manera que lo mejor será leer las ofertas, las factibles, las que nos pueden llegar a la sociedad.
El político tiende a vender grandes promesas que, como ya hemos visto en distintas ocasiones, no acaban de llegar. Ahora mismo una buena comunicación de la ciudad por ferrocarril, por carretera, por internet serán la gran promesa.
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