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Hay un latir que bendice la ciudad dorada que está viva y construida con el saber y las letras. El pulso del curso se oye ... latir, se acabaron las ferias y con su final, terminó la prórroga del verano. Estamos en tiempo de siembra y tormentas con momentos violentos y de puntuales cambios. Tan pronto sudamos como nos cae un aguacero que lo inunda todo, mientras que a cinco kilómetros nadie ha roto un plato. ¿Cómo no vamos a estar desquiciados si lo está todo a nuestro alrededor?... y no es mi sensación, sino la de cualquier observador por optimista que sea.

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lagacetadesalamanca Más allá de la frontera