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El momento clave de una boda, sea civil o religiosa, es en el que el oficiante dice las palabras de “yo os declaro marido y ... mujer”, o algo similar. Es justo el punto en el que se ha “cometido” un matrimonio, donde la unión está sellada. Marido y mujer. Si yo fuera una de estas “feminazis” podría salir ahora diciendo que a una mujer no le hace falta un marido para ser mujer, pero yo no voy a meterme en discusiones frívolas.
Sí hay algo que me llama la atención. En casi todas las bodas llegado el momento del banquete (por cierto, si algún día me caso creo que daré tuppers de comida a los invitados cuando se vayan, porque es imposible comerse todo lo que sirven en una boda) hay alguien que grita “¡viva los novios!”. ¿Los novios? ¿Pero no eran ya marido y mujer? ¿Qué ha pasado en el rato de la iglesia al restaurante? ¿Han discutido, se han enfadado, el cura no les ha casado? Pues esto, que parece una mala broma, algo más de chiste que real, ha pasado.
Miryam Fernández tuvo que acudir a los Juzgados de Salamanca para tratar de acreditar que la que ella pensaba que fue su boda allá por 2013, realmente había tenido lugar. Acudió con el supuesto marido, pero que, al menos a efectos legales era simplemente su novio. Ellos acudieron con su certificado eclesiástico, casados a ojos de Dios, pero la burocracia del pueblo salmantino de Rollán, ha montado un sainete traspapelando su expediente y dejando a Miryam compuesta y sin marido.
Y ellos, claro, allá que fueron a Colón con el álbum de bodas y el certificado eclesiástico, pero no, eso no ha sido suficiente, le pedían testigos de que, como decíamos antes, se había “cometido” un matrimonio.
Hay parejas que nunca se casan, parejas que se casan para toda la vida, parejas que se casan varias veces... Pero creo que es el primer caso de una pareja que se va a tener que volver a casar en el juzgado para que les den validez a su matrimonio como la cosa siga así. Al menos espero que el Ayuntamiento de Rollán, que es donde deberían haberlos inscrito, tenga el detalle de estirarse y pagarles, como poco, las flores si se tienen que volver a casar. Ánimo Miryam, a ver si consigues pronto que te devuelvan a tu marido.
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