Borrar

No recomendable para menores de 50

SE trata de esa hoja que después de marchitarse, permanece seca en el árbol. Lo aprendí del amigo Javier ... Galán, Ingeniero de Montes, señalando las huerfanitas que quedaban en un roble. Fue un otoño lejano yendo a Robledillo de Gata, a probar vino de pitarra con Pepe Bonilla y Jesús García Montes. Desde entonces comparo la vida con la de esas hojas. Me había impresionado de joven un precioso cuento del borracho genial O.Henry, incluido en una gran película de los cincuenta, “Cuatro páginas de la vida”. La protagonista, con neumonía, cree que morirá cuando caiga la última hoja de la planta trepadora del muro, que ve por el ventanal desde su lecho. Cuando solo queda una, ajada, el vecino - pintor bohemio -, pasa la noche inclemente con una linterna, dibujando sobre el muro otra hoja simulada, para que la enferma se aferre a la vida mirando el trampantojo. Al final ella cura, y el pintor muere precisamente por la neumonía pillada por el frío y la lluvia de la noche que dibujó sobre el muro aquella falsa hoja marcescente.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Sigues a Alberto Estella. Gestiona tus autores en Mis intereses.

Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca Marcescente